Nuevamente, aquí me encuentro con la cabeza en el corazón i el corazón en el estómago i así mi cabello se convierte en mi reflejo.
No existe un punto exacto, no existe una idea concreta (en la vida?), se me erizan los pelos como los gatos i es de pura sensibilidad, de oler algo que no me parece, de esperar i seguir esperando (sisi, creo que de eso se trata).
La espera me agranda el espanto, la angustia. Soi una ansiosa i lo sé bastante bien, pero esa incertidumbre que se respira i no llega a ninguna parte es algo horrible, es algo que me impulsa el arrancar, o el llorar, o el gritar o escribir. Siempre está la escritura como vómito, siempre se podrán encadenar palabras con o sin coherencia, la verdad no existe mayor coherencia más que la que hila el propio lenguaje que aprendemos corriendo i recorriendo cada día.
Podríamos decir entonces que tomo la escritura como una salida, no tan constante, pero heme akí... i como salida que es no se puede esperar nada más que mis escritos huelan a vómito, a cagadera. Es tristeza, siempre me veo escribiendo con un nudo en el pecho, con lágrimas en los ojos o con alguna cóngoja en el alma.
Ahora? Pues me siento culpable de lo ke soi, de lo ke he sido... camino en tantas direcciones i finalmente siempre llego al mismo oasis dónde no veo más que a mi misma como una decepción.
No soi nada bueno o correcto. Sólo tengo mis manos secas i un corazón torpe al ke sigo para tropezar una, dos, veintemil veces. Entregar con la sonrisa de oreja a oreja i las piernas mui firmes en el camino.
Me siento culpable de ser, de existir, de pensar o de actuar o no actuar.
Tengo pena, i quizás sea mi enfermedad pues es materia prima de la creación... de mi creación... de mis vómitos.
